Nicolás Maduro intenta rescatar la confianza perdida de China con Venezuela 

Por Expediente Público

Luego de permanecer cinco días en China, el gobernante venezolano Nicolás Maduro regresó con una alforja llena de promesas, pero ningún anuncio concreto para afrontar los acuciantes problemas de la nación suramericana.

Durante la permanencia del autócrata venezolano en la nación asiática, del 8 el 14 de septiembre de 2023, su país se vio afectado por recurrentes fallas en el servicio eléctrico, que dejaron a oscuras incluso a los sectores más acomodados de Caracas.

La capital venezolana hasta ese momento parecía inmune a la plaga de lo que comúnmente se conoce como “apagones”.

Simultáneamente, volvieron las colas para surtirse de gasolina en Caracas y las grandes ciudades. Las filas de espera se formaron tanto en las estaciones de servicio que dispensan el hidrocarburo a precios subsidiados como en las que operan con tarifa de medio dólar el litro.

Mayoría de venezolanos rechazan a Nicolás Maduro 

Maduro fue a China con la esperanza de obtener alguna solución a su crisis de combustibles, pero por lejos, este no era su único problema. Venezuela está endeudada y el régimen no levanta cabeza cuando falta poco menos de quince meses para la realización de los comicios presidenciales.

Según el último sondeo de la consultora Pronóstico, presentado en agosto de 2023, el 84% de la población califica como mala o muy mala la gestión de Maduro.

Con la información suministrada por la Cancillería, el régimen pretendió vender la permanencia de Maduro en Beijing con la firma de 31 convenios en áreas tales como comercio, economía, turismo, educación, salud, tecnología, aviación civil e ingeniería aeroespacial, también en los sectores de minería, hábitat y vivienda, energía eléctrica y telecomunicaciones.

Pese a los anuncios divulgados a través del sistema de propaganda oficialista, del lado chino prevaleció la cautela.

A propósito de estos acuerdos, el gobernante resaltó principalmente la posibilidad de que Venezuela llegue a formar cosmonautas.

“Lo que vamos es pa’ la luna”, afirmó.

Deudas y corrupción

Un informe presentado en abril de este año por el Centro de Investigación Chino Americano de la Fundación Andrés Bello precisa que Venezuela llegó a ser el acreedor de deuda más importante de China en todo el mundo.

Entre 2005 y 2015, el país asiático entregó préstamos por 62 millardos de dólares, lo que equivale al 45% de todos los recursos asignados a países de la región latinoamericana y del Caribe.

“Hubo mucha cooperación, especialmente en lo que respecta al comercio, pero también en términos de inversión en el sector petrolero y otras formas de actividad extractiva, por ejemplo, oro”, explicó la directora del programa Asia y América Latina del tanque de pensamiento Diálogo Interamericano, Margaret Myers.

La base de datos de la Fundación Andrés Bello muestra los detalles de 16 asignaciones de recursos al gobierno venezolano, doce de ellos a través del Banco de Desarrollo Chino, tres por el EximBank y el restante canalizado conjuntamente por la primera entidad y el Banco Espírito Santo de Portugal.

¿Qué pasó con los proyectos de China y Venezuela?

Hubo préstamos para constituir las distintas fases de los Fondos Conjuntos Chino-Venezolanos, con los que se pretendía financiar distintas obras de desarrollo en el país, e igualmente asignaciones específicas para proyectos mineros en general, y la mina aurífera Las Cristinas; el terminal marítimo de Pequiven; capital de trabajo para la estatal petrolera venezolana y la adquisición de derivados petroleros.

Parte de estos recursos serían reembolsados a China mediante entregas de crudo de la Faja Petrolífera del Orinoco, y otro porcentaje en efectivo. 

En 2015 los chinos cortaron el flujo de recursos hacia Venezuela. Maduro, de hecho, intentó retomar esta senda tres años después. En septiembre de 2018, el gobernante suramericano fue a Beijing. Al igual que lo sucedido apenas días atrás, entonces los voceros del régimen venezolanos aseguraron que hubo “grandes logros” cuando en realidad, había regresado a su país con las manos vacías.

El interés de Xi Jinping 

El acercamiento de China a Venezuela comenzó durante el gobierno de Hugo Chávez (2002-2013), en la forma de los jugosos empréstitos mencionados.

“Últimamente ha habido una sensación real en Beijing de que no tiene más sentido gastar más dinero en el contexto de Venezuela, a pesar de que continúa siendo un socio diplomático. Venezuela no es un receptor digno de más financiamiento o inversión de parte de China”, afirmó la representante de Diálogo Interamericano, en entrevista con Expediente Público.

Sin embargo, a estas alturas, el apoyo de China al gobierno de Maduro es más una señal a Washington, “muchos lo ven como un gesto o un esfuerzo para contrarrestar los intereses de Estados Unidos o erosionar a Estados Unidos”, sostuvo Myers.

Por otro lado, y a pesar de todo, el régimen chino de Xi Jinping está comprometido en mantener su presencia en América Latina y el Caribe, independientemente de las políticas de sus gobiernos, a la vez que lucha por garantizar con otros países alimentos, energía y un mejor suministro de insumos y seguridad industrial, aseguró Myers. 

Parte de esta posición es consecuencia del dispendio de los recursos asignados a través del Fondo Conjunto Chino-Venezolano.

Fondos en costal roto

Según la Fundación Andrés Bello, a través de este fondo fueron financiados 82 proyectos para catorce sectores de la economía venezolana. Se logró contabilizar más de 50,2 millardos de dólares a través de este mecanismo.

“En tal sentido, se ha podido determinar que el 57,3% de los proyectos desarrollados con financiamiento de los Fondos Chinos no ha sido concluido o se encuentran paralizados”, indica la investigación.

“Este dato es relevante porque marca una tendencia en la que casi dos de cada tres proyectos iniciados por el gobierno venezolano no eran finalizados. Incluso, se ha podido conocer que en la mayoría de los casos de las obras terminadas ha habido una paralización de las actividades”, continúa el estudio.

Proyectos de China y la corrupción en Venezuela

En 43 de los 82 proyectos fueron detectadas irregularidades que impidieron la ejecución de acuerdo con la planificación inicial.

Se trataba, por ejemplo, de inconsistencias en las metas planteadas con respecto de lo entregado; inconsistencias entre los montos anunciados con los desembolsados; inconsistencias en la ejecución y/o administración de los fondos, y finalmente reclamaciones laborales.

En otros 22 casos hubo sospechas de irregularidades, que no llegaron a ser constatadas, a menudo, por la forma opaca como se maneja la información en la administración pública venezolana.

Los manejos turbios con recursos de los Fondos Conjuntos Chino-Venezolanos suscitaron numerosos litigios y controversias. En enero de 2020, por ejemplo, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia ordenó el embargo de bienes de una contratista ligada al oficialismo (Valcor).

Los escándalos con las inversiones de China

Se constató el incumplimiento de las cláusulas de un contrato cuyo propósito era el “rescate de la soberanía productiva del sector aluminio” de Venezuela. En este caso, los bienes confiscados debían tener un valor equivalente a 104 millones de dólares.

Mayor escándalo suscitó el expediente contra el ex ministro de Petróleo Rafael Ramírez y el grupo conocido como los “bolichicos”, donde figuran Javier Alvarado, Diego Salazar (el zar de los seguros) y Luis Mariano Rodríguez Cabello.

En la solicitud de extradición contra Alvarado, remitida a España en 2018, la investigación de la Unidad Anticorrupción del propio Ejecutivo detectó que este grupo presuntamente cobraba sobornos que podían estar entre el 10% y el 15% del valor de las obras contratadas con empresas chinas, y financiadas a través del referido fondo.

Las coimas, indica la sentencia, fueron a parar en cuentas abiertas en el principado de Andorra.

“Venezuela para China es una oveja negra. No es no es el mejor país con el cual hacer negocios”, afirmó el director de Ecoanalítica Asdrúbal Oliveros, entrevistado para Expediente Público.

Según este consultor, la experiencia del Fondo Conjunto Chino-Venezolano representó pérdidas para ambas partes, aunque más para el país suramericano, debido al desprestigio ocasionado por la mala administración de los recursos, así como por la necesidad de cumplir con las obligaciones, aún si las obras no fueron finalizadas.

Petróleo y política 

Según Oliveros, desde 2015 la República Popular de China no hizo nuevos préstamos a Venezuela, pero tampoco hicieron cobros directos. Sin embargo, continuaron recibiendo crudo venezolano, a través de intermediarios de Singapur e Indonesia, con descuentos que calificó de “altísimos”.

Indicó que, a partir de 2018, los chinos se cuidaron de no aparecer en el listado de países que negocian directamente con Petróleos de Venezuela, para prevenir cualquier sanción del Departamento del Tesoro estadounidense.

Precisó que en la actualidad Venezuela debe a los chinos quince millardos de dólares en capital, más otros tres millardos en intereses acumulados.

China solo busca sacar ganancias de Venezuela

Esta situación podría ser capitalizada por los chinos, en función de su propósito de incomodar al gobierno estadounidense. Esto los llevaría a hacer algunas concesiones al régimen de Maduro.

“Hoy pareciera China más dispuesta a volver a comprar crudo venezolano directamente. Porque está en una nueva etapa de confrontación con los Estados Unidos. Y además está desarrollando el comercio en su propia moneda. Entonces probablemente hay mejor terreno para que eso se termine concretar”, dijo.

Según la agencia Euronews, en 2022 Venezuela envió un promedio de 42 mil barriles diarios de petróleo tipo Merey a China. Las operaciones fueron coordinadas por la China Aerospace Science and Industry Corp (Casic), que reemplazó a la también estatal China National Petroleum Corp.

De acuerdo con Oliveros, en la relación económica entre China y Venezuela el factor político debe ser tomado en cuenta de forma permanente.

“No se puede separar una cosa de la otra. Los chinos están haciendo negocios, pero también hacen política. Están tratando de cobrarle la deuda a Venezuela (…) Desde esa perspectiva económica, para ellos es excelente. Ahora, también es política porque afianzan su relación con Venezuela, que está geográficamente cerca de los Estados Unidos».

«También aumentan su capacidad de influencia en América y compiten claramente con el propio Estados Unidos que también tiene su negociación con Venezuela en el sector petrolero. Entonces la lectura política no se puede separar”, sostuvo.

Ganancia para Miraflores 

Aunque los resultados del viaje del gobernante venezolano a China en materia económica están por verse, en lo político pareciera un hecho que el régimen de Caracas logró renovar su alianza con una de las potencias actuales del planeta, que tiene asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas.

Si bien es cierto que las relaciones diplomáticas entre China y Venezuela tienen medio siglo de existencia, a partir de 2018 habían entrado en una fase de enfriamiento.

En abril, sin embargo, se produjeron las señales de que Beijing volteaba su mirada nuevamente hacia el país suramericano cuando el embajador Lan Hu fue enviado desde Bogotá a Caracas. La imagen reciente de Maduro recibido por Xi Jinping pareciera marcar una nueva etapa.

“Hay un renovado y un marcado interés de ambas partes por volver otra vez a tener un mayor impulso en sus relaciones binacionales”, afirmó la asociada de investigación senior de la fundación Andrés Bello, Maria Catalina Micolta.

Venezuela y el dinero de China

En su criterio, el alejamiento fue consecuencia de las irregularidades en la administración del Fondo de Cooperación Chino-Venezolano. Los señalamientos de corrupción también dejaron en entredicho a los donantes. 

“Para China la experiencia con Venezuela, en este relacionamiento a través de los fondos dejó amplias lecciones de trabajar el tema con mucha más cautela. Digamos que por eso hubo como un enfriamiento de las relaciones entre ambos países, pero nunca un rompimiento de un compromiso”, explicó.

Según la cancillería venezolana, a partir de ahora los proyectos serán evaluados e implementados a través de una comisión mixta de alto nivel. Sin embargo, a juicio de Micolta, estos proyectos no serán factibles sin la aplicación efectiva de mecanismos de verificación, que reduzcan el riesgo de corruptelas.

“China en este momento podría ser mucho más cautelosa y prudente con un aprendizaje bastante valioso de lo que fue la experiencia de los fondos conjuntos, en los que eventualmente sin duda podría hacer exigencias mucho mayores y fuertes al gobierno venezolano para mostrar resultados respecto al destino del dinero a futuro”, advirtió la experta.

Visite el artículo original en Expediente Público.

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