China es hoy líder mundial en varios sectores tecnológicos avanzados, como las telecomunicaciones 5G, los drones comerciales, el Internet de las cosas, los pagos móviles, las celdas solares y las ciudades inteligentes. Incluso en áreas donde no ocupa el primer lugar —como la inteligencia artificial, los teléfonos inteligentes y los vehículos eléctricos—, Pekín figura entre los principales competidores del mundo.
Este éxito es fruto de enormes inversiones en investigación y desarrollo, así como de una fuerte apuesta por la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Programas gubernamentales como Made in China 2025 y la Ruta de la Seda Digital reflejan la visión estratégica a largo plazo de China.
Dominio industrial y ambiciones estratégicas
Estados Unidos reconoce que China está alcanzando un dominio industrial global, especialmente en sectores tecnológicos críticos. Actualmente, Pekín representa el 70 % de la producción mundial de electrónica de consumo, el 90 % de la fabricación de drones comerciales y el 35 % de la capacidad mundial de producción de circuitos integrados. Junto con Taiwán, China controla cerca del 70 % de la fabricación global de microchips, fundamentales para la economía digital, la defensa y la industria aeroespacial.
Más allá del control comercial, China busca integrar tecnologías civiles y militares mediante su estrategia de Fusión Militar-Civil (MCF, por sus siglas en inglés). Este enfoque le permite modernizar sus fuerzas armadas aprovechando tecnologías avanzadas, incluso aquellas adquiridas de manera ilegal. La inteligencia artificial ocupa un lugar central en esta estrategia: el Partido Comunista Chino utiliza enormes cantidades de datos para desarrollar algoritmos avanzados, con el objetivo de obtener una ventaja decisiva en la futura “guerra inteligente”, en la que los sistemas autónomos y las redes inteligentes tendrán un papel clave.
Expansión digital global
China también ha expandido rápidamente su presencia digital a nivel mundial. Las empresas chinas de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) prestan servicios a más de mil millones de usuarios en el país y han construido infraestructura digital en todo el mundo, en parte, gracias a la Ruta de la Seda Digital. Estas inversiones incluyen cables de fibra óptica, centros de datos, redes 5G, plataformas de comercio electrónico y servicios en la nube.
Sin embargo, la integración de tecnologías chinas en las infraestructuras digitales de otros países conlleva riesgos significativos. Leyes chinas, como la Ley de Inteligencia Nacional de 2017 y la nueva ley antiespionaje de 2023, obligan a todas las organizaciones y ciudadanos chinos —incluso en el extranjero— a cooperar con los servicios de inteligencia del Estado. Así, empresas como Huawei y ZTE podrían convertirse en una posible extensión del Partido Comunista Chino, recopilando y compartiendo datos sensibles. Esto expone a las naciones que adoptan estas tecnologías a amenazas contra su seguridad nacional, su privacidad y su estabilidad económica.
De igual forma, Pekín considera el ciberespacio como un dominio estratégico. China ha desarrollado capacidades cibernéticas avanzadas, capaces de atacar infraestructuras críticas y militares en otros países. Según el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., China puede lanzar ciberataques que provoquen grandes interrupciones, como el cierre de un gasoducto o el boicot de centrales eléctricas. La estrategia militar china implica un uso coordinado del espacio, el ciberespacio y la guerra electrónica para paralizar los sistemas enemigos en las primeras etapas de un conflicto.
Ejemplos concretos de riesgo
DeepSeek: La empresa china de inteligencia artificial DeepSeek, cuyo chatbot fue la aplicación más descargada en EE. UU. en enero de 2025, ha sido acusada de enviar datos de usuarios a China Mobile, una empresa estatal de telecomunicaciones vetada en el mercado estadounidense. Según informes, el sitio web de DeepSeek contiene código que vincula los datos de los usuarios con infraestructura china.
Ming Yang: El fabricante de turbinas eólicas Mingyang Wind Power Group tiene vínculos documentados con el Ejército Popular de Liberación. En Alemania, el Ministerio de Defensa bloqueó un proyecto de parque eólico que involucraba turbinas de Ming Yang por motivos de seguridad nacional. En Italia, la empresa planea inversiones importantes en Tarento y Brindisi, ciudades estratégicas para la Marina italiana y la OTAN.
Fotovoltaicas chinas: Investigaciones recientes revelaron dispositivos de comunicación ocultos en inversores de fabricación china, usados en paneles solares y turbinas eólicas instaladas en Europa y EE. UU. Estos dispositivos podrían permitir accesos remotos no autorizados, poniendo en riesgo la seguridad de las redes eléctricas.
Recomendaciones finales: la necesidad de desvincularse de China en sectores críticos
Dadas las ambiciones estratégicas de China y los riesgos asociados con la integración de sus tecnologías en las infraestructuras nacionales, es esencial que los países occidentales y sus aliados actúen con decisión. Estas son las principales recomendaciones:
- Priorizar la seguridad nacional: los gobiernos deben anteponer la seguridad nacional a los beneficios económicos a corto plazo al evaluar asociaciones y adquisiciones tecnológicas en sectores críticos como telecomunicaciones, energía e infraestructura digital.
- Promover la soberanía tecnológica: invertir en investigación, desarrollo y capacidades de fabricación nacionales para reducir la dependencia de proveedores chinos en tecnologías clave, incluidos los semiconductores, las redes 5G y los componentes de energía renovable.
- Fortalecer los marcos regulatorios: aplicar regulaciones más estrictas y procesos de debida diligencia para proveedores tecnológicos extranjeros, especialmente aquellos sometidos a leyes que exigen cooperación con servicios de inteligencia foráneos.
- Reforzar la cooperación internacional: colaborar con aliados para desarrollar cadenas de suministro seguras, transparentes y resilientes, y para compartir inteligencia sobre amenazas emergentes relacionadas con la tecnología china.
- Apoyar la innovación y la diversificación: fomentar la innovación y la diversificación de proveedores en sectores críticos para evitar dependencias monopólicas y fortalecer un ecosistema tecnológico seguro y competitivo.
- Aumentar la concienciación pública e institucional: incrementar la concienciación entre responsables políticos, empresas y ciudadanía sobre los riesgos de la tecnología china y la importancia de proteger la infraestructura crítica.
En conclusión, desvincularse de China en sectores estratégicos no es solo una cuestión de estrategia económica, sino un requisito fundamental para proteger la seguridad nacional, la independencia tecnológica y la resiliencia de las sociedades democráticas.
Este artículo fue originalmente publicado en inglés por Extrema Ratio News.