China se presenta en Centroamérica como una potencia sin pretensiones hegemónicas, como un par más de las naciones del istmo. En la práctica, su accionar económico, diplomático y estratégico marca distancia de su retórica de igualdad y solidaridad.
China despliega una estrategia de influencia en Argentina mediante la captura de élites políticas, intelectuales y provinciales. A través de inversiones, convenios y diplomacia cultural, consolida su presencia en sectores clave como el litio, la infraestructura y la educación, generando oportunidades económicas pero también riesgos democráticos y geopolíticos.